Algunos principios sobre la Sanación
La sanación, tanto física como superfísica, es un arte antiguo. En un tiempo, estos dos aspectos estaban combinados en una ciencia que trataba al ser humano en su totalidad, ya que para los antiguos ocultistas metafísicos era una ciencia, y hombres tales como Orfeo, Pitágoras, el Cristo y otros, fueron reconocidos como sanadores y hacedores de milagros. La Sra. Blavatsky nos dio algunas indicaciones de sus métodos cuando escribió: La Magia es Sabiduría Espiritual, la naturaleza el aliado material, discípulo y servidor del mago.
Un principio vital común ínterpenetra todas las cosas, y esto puede ser controlado por la voluntad del alma perfeccionada. El Adepto puede estimular los movimientos de las fuerzas naturales en las plantas y en los animales en un grado sobrenatural. Tales experiencias no son impedimentos para la naturaleza, sino aceleraciones, se dan las condiciones de una acción vital más intensa. No existen, pues, lo que se llama milagros en el sentido de que estén en suspenso las leyes de la naturaleza.
¿Puede el ser humano normal aprender a emplear las leyes de la naturaleza para sanar? Existe amplia experiencia de que si puede. Ayuda a la naturaleza decía HPB, y trabaja con ella y te considerará como uno de sus artistas, te obedecerá y abrirá ampliamente ante ti sus puertas y sus cámaras secretas.
Diariamente, y por medio de la inmediatez de los medios de comunicación actuales, nuestros ojos y nuestros oídos son bombardeados con historias de crueldad individual o masiva. Solamente los más endurecidos pueden permanecer insensibles ante los clamores de los que necesitan algo. En la evolución de la humanidad puede que éste sea el periodo de mayor sufrimiento, pues mientras muchos han llegado a un alto grado de sensibilidad, no sólo física, sino también emocional y mental, aún existe mucho karma de violencia y dolor con el que hemos de enfrentarnos. El ser humano siempre ha estado sujeto al sufrimiento, pero su actual capacidad de sentir se ha incrementado.
A menudo, la medicina moderna se ha caracterizado por ser incapaz para contrarrestar los resultados de los abusos infringidos a otros o a nosotros mismos. Cuando una enfermedad o conjunto de síntomas se neutralizan, aparecen otros que ocupan el lugar de aquellos. Muchas enfermedades desafían el posible diagnóstico y son tan sutiles y complejas que confunden a los médicos. La medicina psicosomática busca la base emocional de la enfermedad, pero solamente está comenzando a encontrar la naturaleza de las causas. El tratamiento de las condiciones del ser humano externo y su concomitancia con el interno está empezando a renacer. Nuestro entorno sobrecargado y la peligrosa polución, añaden nuevos problemas a nuestro vivir y a nuestro morir.
Los sutiles factores inherentes a la enfermedad, todavía frustran a los médicos. Nuestra ciencia no puede explicar toda la suerte de factores y cambios que surgen en las condiciones de los pacientes. La mayor parte de los médicos reconocen estos factores al haberlos observado en la práctica, aunque no está nada clara la razón por la que suceden. La sanación oculta no tiene que ocupar invariablemente el lugar de la medicina moderna, puesto que ambas se necesitan a menudo, especialmente en los casos difíciles. No obstante, hay casos en los que la sanación oculta ha variado condiciones que la ciencia médica parecía ser incapaz de curar.
Una comprensión de los reinos superfísicos de la naturaleza y de lo más sutil del ser humano, nos facilita una posibilidad añadida para el entendimiento del entrejuego de las fuerzas que operan a nuestro alrededor y por nuestro medio.
Puesto que ninguna partícula de materia es sólida sino que es más bien un vórtice de energía vibrante, nos podemos dar cuenta de que todas las formas (sin duda toda la materia manifestada) son una masa de vibraciones en la que cada forma y condición tiene su propia frecuencia y ritmo. Los ocultistas armonizan estas vibraciones con el sonido, la Palabra creadora que ordena todo el universo manifestado. El ser humano puede ser considerado como una parte integral de este plenum vibratorio, siendo un campo de fuerza septenario. Los tres niveles más inferiores dentro de él se conocen como materia física, astral y mental, condicionados por su conciencia en cada nivel. Existen vibraciones más elevadas dentro del ser humano, pero son estas tres más densas las que están sujetas a cambios o modificaciones, y por lo tanto, a la enfermedad y a su sanación. Estas vibraciones son interactivas comunicándose entre ellas una resonancia armónica.
El ser humano es un centro de vida que acumula energía vital por medio de sus centros o chakras, haciéndola salir de nuevo en una circulación constante. De esta forma se vitaliza en todos los niveles, coloreando y reorganizando estas energías por medio de su conciencia y exhalándolas como formas de pensamiento o sentimientos. El clarividente percibe esas formas como colores y sonidos. La ayuda de la diagnosis clarividente, puede, por tanto, ser útil a veces, aunque la habilidad del vidente para analizar la enfermedad por lo que ve, es el resultado de un largo entrenamiento y de experiencia en este sentido. La prescripción es otro arte igualmente delicado. Quien es capaz de ver las auras, que son los colores visibles de los campos de fuerza, necesariamente no es un médico del cuerpo sutil en mayor medida que es un médico del cuerpo físico. No obstante, se puede percibir la existencia de la enfermedad como una rotura u obstrucción de la circulación de la fuerza vital, generalmente a más de un nivel de vibración, o a un decaimiento de las líneas de las energías. C. W. Leadbeater describió que las ideas fijas o los prejuicios, aparecen como verrugas en el cuerpo mental. No es difícil imaginar que esas obstrucciones crónicas en la circulación de energías terminen por convertirse en enfermedades o males.
El propio ser humano puede cambiar la circulación de energías por si mismo o con ayuda externa a él. ¿Cómo puede hacerse ese cambio? Puede deducirse por lo que sigue que las modificaciones externas al ser humano tenderán a afectarle sólo temporalmente. Para que puedan producirse cambios permanentes, el propio paciente debe modificar la actitud o práctica que facilita la enfermedad. Después de una de sus curaciones milagrosas, Jesús exhortó al sanado diciéndole, ve y no peques más. La palabra pecado significa sin y denota ignorancia, pudiendo también traducirse por perder el rumbo. La ignorancia es la causa de nuestros mayores problemas, ignorancia de nuestro propio ser y de las leyes naturales. No obstante, es posible que el paciente pueda ponerse en una situación tal que la sanación pueda efectuarse, pues el estado natural es el de la salud. Si uno ayuda a alguien a recobrar una situación de normalidad, aunque sea temporalmente, puede él ser capaz de efectuar un cambio permanente.
¿Se interfiere en el karma con la sanación? Los Grandes Instructores, todos, nos incitan a que nos ayudemos los unos a los otros en la forma que podamos, para aliviar un poco el pesado karma del mundo. Jesús dijo, “todo lo que hayas hecho por cualquiera de los más modestos de entre estos, mis hermanos, lo has hecho por Mi. El ser humano que no tenga un amor mayor que este, no puede dar su vida por su amigo”. Es seguro que esto no es un simple lugar común. La oportunidad de ayudar a otros es una obligación, y si la ayuda no tiene que llegar por alguna razón kármica. Los resultados se ajustarán por si solos.
Fuentes del poder sanador
Se dice que existen al menos, cuatro tipos de energía sanadora. Los sanadores encontrarán las fuentes que mejor se adapten a su forma de canalizar, tanto si se identifican apropiadamente con ellas como si no. No obstante, puede ser útil comprender algo acerca de estos poderes. Cada uno se irradia por medio de fuerzas más elevadas de la Divina Trinidad a través de uno de los siete Rayos.
Una de estas fuentes está caracterizada por la Voluntad Divina y está asociada al primer Rayo. Llega a nosotros como energía solar. Puede que el Cor. Olcott usara este tipo de energía para sanar. Quienes le observaron describen cómo levantaba su mano por encima de la cabeza enviando con su voluntad esta energía. Entonces dirigía su mano hacia el paciente con la siguiente frase; ¡Se curado! Este tipo de energía o poder puede estar marcado por su cualidad galvánica y por la inmediata vitalidad que imparte.
Otra fuente de energía tiene la característica de la sabiduría, segundo Rayo, que dulcemente ordena todas las cosas y es como el aceite en aguas turbulentas, que siempre permanece arriba y no desaparece. Hay otro poder que deriva del segundo Rayo y puede extraerse del principio crístico o del ser conocido como la Madre del Mundo y de los exaltados poderes que representa. La característica especial de estas fuerzas es su efecto energetizante, de confort y de regeneración.
Toda sanación incluye a los seres no humanos llamados ángeles o devas, aunque hay un poder directo que emana de los siete Grandes Arcángeles. Un aspecto de su trabajo es la organización de las fuerzas de la naturaleza. Los ángeles son, de hecho, servidores de la naturaleza, altamente especializados en su trabajo y deseosos de cooperar con el hombre cuando ello es posible. Se sienten atraídos hacia donde existe una acción sanadora, una emanación de fuerzas benefactoras emanadas de la voluntad humana, puesto que ellos no tienen el poder de dirigir la energía que si tiene el hombre. Pueden, no obstante, distribuir las fuerzas que nosotros generamos hacia donde quiera que sean necesarias o hacia donde son dirigidas. El reino dévico está conectado con los cuatro elementos, aire, fuego, tierra y agua, y tiene relación con la organización de energías asociadas al sonido, la química, la sanación y el ritual, así como con otras muchas fuerzas. La brujería que usa las fuerzas de la naturaleza con propósitos maléficos o egoístas, emplea el orden más bajo de este reino, y algunas veces, también a los espíritus de la naturaleza de índole muy primitivo que no han desarrollado todavía una completa obediencia a las leyes superiores. Pueden ser peligrosos, orgullosos y de muy poco fiar.
El sanador y el sanado
La sanación oculta, propiamente efectuada, establece un canal para las más elevadas fuerzas por medio de la voluntad, el amor y la dirección correcta. La actitud y el método que escoja el sanador deben estar de acuerdo con su temperamento, pues sólo así puede convertirse en un canal de poder sanador. Una profunda buena voluntad, incluso si el sanador no es consciente del trabajo interno de su método, puede ser efectiva si su intención es lo bastante fuerte y sincera. Por su voluntad él ordena a las fuerzas de la naturaleza y las dirige hacia el paciente.
Son de interés algunas advertencias que se han de observar:
1ª- El sanador no debe agotar su propia energía. Si se encuentra desvitalizado o cansado después de la sanación, indica que ha usado su propia energía vital o prana en lugar de la energía universal. En ocasiones se necesita una transfusión urgente de vitalidad para no dejar al sanador en un estado peligrosamente vulnerable. Un paciente puede conseguir vitalidad de otras fuentes, como por ejemplo; permanecer descalzo o acostado sobre la tierra, apoyarse en un árbol con la espalda y todas las partes del cuerpo que sean posibles tocando el árbol. Los pinos y los eucaliptos se recomiendan en especial para este fin. Bañarse o meter los pies en agua, especialmente si fluye de manantial, o en la corriente de un río o en el mar, también proporciona energía.
2ª- El sanador no debe tratar de diagnosticar por medio de la clarividencia si tiene poca habilidad psíquica o ésta no está bien entrenada...En muchos casos sus errores pueden conducir a mayores problemas. El cómo usar la energía debe dejarse a los agentes angélicos. A veces, energetizar una región enferma, solamente incrementa el dolor o prolonga la vida, como en algunos casos de cáncer. La muerte es a veces la cura de algunos casos y un bendito descanso. Para quienes se apegan a la vida material y consideran la muerte como una tragedia, esta solución puede parecerles extraña, pero la vida física no es más que una parte de la vida total. El fin de la vida física puede ser un descanso para un cuerpo demasiado limitado para un empleo posterior.
3ª- El sanador no debe busca resultados específicos. Si él piensa que el paciente recibe energía o luz y se encuentra tranquilo y en paz con él, la naturaleza hará el resto.
4ª- El sanador debe de ser completamente honesto y estar atento a evaluar esfuerzos y resultados. El poder sanador debe usarse de forma impersonal, es decir, sin sentimientos de engreimiento o de auto valoración personal y sin preocupación o temor acerca del paciente. Si las sesiones de sanación desvitalizan a los pacientes, están molestos o no reciben los efectos deseados, hay que buscar las causas.
Puesto que el sanador es de hecho un transmisor, deberá purificar el canal que es en todo cuanto le sea posible. Los vegetarianos, no bebedores ni fumadores son los mejores, más efectivos y más limpios receptores. En un grupo de sanación la atmósfera se carga más fácilmente si se observan estas restricciones.
El incienso de buena calidad que no contenga materias extrañas, puede incrementar también las posibilidades de la atmósfera y puede atraer a los devas. Lo mejor es usar una habitación tranquila que se emplee de forma regular para la sanación.
Para comenzar cualquier proceso de sanación es bueno dedicar un corto periodo de tiempo para calmarse, a la autopurificación y dedicar el motivo de lo que se va a realizar.
Los grupos que se reúnen con regularidad para el Ritual de Sanación pueden llegar a ser muy potentes cuando se trata siempre de las mismas personas, pues se entonan y trabajan muy bien unos con otros. Su esfuerzo conjunto llega a constituir una entidad sincronizada de un tremendo poder, cuya potencia se incremente mucho más de lo que sería para cada uno por separado. Cuando tres o más de tres se reúnen, allí estoy Yo en medio de ellos, dijo el Cristo. Se refería al espíritu crístico o energía, no a Su Persona.
El conductor de un grupo debe de ser alguien responsable, estable emocionalmente y maduro. En las reuniones de sanación no hay lugar para la fantasía ni para las tendencias de índole psíquica. En este sentido, quienes integren un grupo deben de ser personas con gran confianza en lo que hacen y fuertes en sus intenciones.
No hay duda de que el papel del paciente es también importante aunque sea pasivo. En la mayor parte de los métodos de sanación no es necesario que esté presente en el acto. Si el paciente conoce la hora y el día establecido para la sanación y puede ponerse en situación receptiva de calma, las energías hallarán un medio más receptivo sobre el que pueden actuar. Puede que no sea posible ni prudente, informar al paciente, la discreción ha de usarse en este punto. Las autosugestiones del paciente pueden ser de ayuda en el tratamiento.
Algunos métodos de sanación
Existen innumerables formas de sanación, algunas de ellas muy antiguas, pero solamente se va a hacer referencia a unas pocas de las más conocidas. El éxito en cualquier proceso de sanación depende en una gran medida en quien lo realiza y en su afinidad con el método así como de su habilidad para llegar a convertirse en un buen canal. Algunas veces puede ser efectiva una combinación de más de un sistema. Como ya se ha dicho, hay ciertas advertencias a tener en cuenta, amén de que algunos métodos incluyen elementos de dudosa índole.
El método más frecuente quizá, es el del uso de la plegaria o de la bendición., tanto con el paciente presente o a distancia. Éste es un tipo de sanación de segundo Rayo. Su nota clave es el amor, y puede invocarse a los agentes del Cristo, la Madre del Mundo o la Hueste Angélica La imposición de manos también puede hacer llegar esta bendición. Si se usa el contacto directo con el cuerpo del paciente, las manos han de ponerse sobre las partes afectadas, sobre la cabeza y sobre el plexo solar.
Un medio de sanación vital magnético, es la limpieza del doble etérico o aura de salud dejándole libre de impurezas y reemplazando todo lo que se ha hecho desaparecer por energía vital nueva. Esto puede presentar algunas dificultades para quien carezca de práctica por la posibilidad que existe de contaminarse o por no saber cómo reemplazar la vitalidad.
Otra forma de de actuar que cada día es más conocida es la terapia musical o musicoterapia. No hay duda de que, correctamente usada, la música tiene un gran poder para variar las vibraciones. El renacer de este antiguo arte, usado por Orfeo y Pitágoras, no es todavía la ciencia exacta que era para ellos. No obstante, muchos hospitales reconocen su eficacia y permiten su práctica por terapeutas experimentados. La elección en lo que se refiere a la música adecuada para cada dolencia, es difícil. Los gustos musicales del paciente puede que no indiquen qué es lo que él necesita. La terapia musical requiere un amplio espectro de conocimiento musical, habilidad para interpretar casi cualquier cosa instantáneamente y una sensibilidad hacia las necesidades del paciente. También en este caso, sin duda como en otros procedimientos súperfísicos, la forma de convertirse en un canal apropiado el sanador, es un factor clave. En ocasiones, la forma de servir de canal el sanador, hace que la curación tenga éxito, incluso si la música escogida es moderadamente apropiada. Si el propio paciente tiene un buen conocimiento musical, puede ser de ayuda en la prescripción y su evaluación de los efectos puede ser muy válida.
La cromoterapia o terapia de los colores, también se está usando de nuevo en fase experimental. Los colores llamados fríos producen tranquilidad, indiferencia o incluso efectos depresivos, mientras que los colores cálidos proporcionan estimulación, alegría o algunos resultados de irritación. Aún se especula con la exacta aplicación en enfermedades específicas. Si se somete al paciente a un baño corto de luz coloreada puede ser de utilidad si se observan las reacciones con cuidado. Este método es más mecánico que los otros y requiere menos intervención del sanador, salvo su sensibilidad para captar las reacciones del paciente.
Existen libros acerca de las terapias del color y de la música así como también de otras clases de sanación.
La invocación de la hueste angélica ya ha sido mencionada. La emisión de palabras, música o plegarias pueden servir de señales para los devas si se practican regularmente y con intención fuerte y sincera. Los buenos rituales son particularmente efectivos para atraer a los devas. Algunas veces puede sentirse la peculiar cualidad de su presencia.
El inegoísmo y la dedicación son necesarios para quienes practiquen el arte de la sanación. Los que se sienten especialmente inclinados hacia este trabajo cubren una gran necesidad, pues pueden ayudar a sus semejantes en momentos de gran sufrimiento.
Que todos se beneficien.
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